La presidenta del Supremo, Isabel Perelló, enfatizó durante la apertura de tribunales la importancia de la independencia judicial, señalando que esta no implica libre albedrío, sino adherencia estricta al ordenamiento jurídico. En su discurso, Perelló respondió a las declaraciones del presidente del Gobierno sobre los «jueces que hacen política», calificando de «inoportunas y rechazables» las descalificaciones provenientes de los poderes públicos que podrían comprometer el funcionamiento adecuado de la justicia. Subrayó que el respeto a la independencia judicial es fundamental y que cualquier intento de presión o condicionamiento erosiona la credibilidad de los tribunales.
Perelló también destacó que, aunque son legítimos el desacuerdo y la crítica, desacreditar al Poder Judicial es inaceptable y socava la confianza pública. Recalcó la importancia de la «lealtad constitucional» y el respeto mutuo entre instituciones, advirtiendo que influencias externas que contradicen las recomendaciones europeas pueden dañar la percepción ciudadana de la justicia. Defendió que todas las actuaciones judiciales se desarrollan con garantías de audiencia y defensa, permitiendo que cualquier decisión pueda ser revisada por jueces imparciales, lo que asegura un sistema judicial robusto y garantista.
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