En un emotivo homenaje celebrado en la Puerta del Sol, Madrid volvió a recordar a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en su vigésimo primer aniversario. La ceremonia, organizada por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, estuvo presidida por el alcalde José Luis Martínez-Almeida y la presidenta Isabel Díaz Ayuso, quienes rindieron tributo a las 193 víctimas mortales y a los más de 2.000 heridos que dejaron los ataques.
La jornada comenzó con el tradicional doblar de las campanas de las iglesias de la ciudad, que durante dos minutos resonaron acompasadas con el solemne sonido del Reloj de la Real Casa de Correos. Posteriormente, los asistentes fueron envueltos por la emotiva interpretación del «Adagio for Strings» de Samuel Barber, a cargo de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. El homenaje culminó con la entonación del himno nacional, sellando un acto cargado de sentimiento y memoria.
En un gesto simbólico y lleno de significado, Martínez-Almeida y Díaz Ayuso depositaron una corona de laurel junto a la placa conmemorativa en recuerdo de aquella fatídica mañana. A su lado, se encontraban Maite Araluce, presidenta de la Asociación Víctimas del Terrorismo; Juan Francisco Benito, presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo; y Monserrat Soler, de la Asociación 11M Afectados del Terrorismo, representando a las familias y comunidades afectadas por el atentado.
El alcalde de la capital destacó la resiliencia y solidaridad mostrada por los madrileños en uno de los momentos más oscuros de la ciudad. «Nuestra obligación es que no se debilite nunca el recuerdo de esa brutalidad y que sus víctimas permanezcan siempre en nuestro recuerdo», afirmó Martínez-Almeida, poniendo énfasis en la importancia de actos como este para mantener viva la memoria de las víctimas y el reconocimiento a quienes acudieron al rescate aquel día.
Por su parte, Díaz Ayuso subrayó la necesidad de la unión y el compromiso colectivo para afrontar el terrorismo y sus secuelas, reiterando el apoyo de las instituciones a los afectados y sus familias. La ceremonia, cargada de simbolismo y reflexión, puso de manifiesto una vez más la voluntad de la ciudad por no olvidar y seguir adelante con el legado de solidaridad y apoyo mutuo que surgió de aquella terrible tragedia.