El municipio de Paiporta se enfrentó a una devastadora dana el pasado 29 de octubre, que dejó en ruinas lugares emblemáticos como el polideportivo local. Este espacio no solo era un punto de encuentro para los atletas del Club de Atletismo Von Hippel-Lindau, quienes se habían reunido allí para entrenar tras participar en la Media Maratón de Valencia, sino también un centro de actividad para los jóvenes de la comunidad. Miguel Ángel Ortiz, miembro del club y residente del pueblo, relata cómo el desastre transformó su rutina diaria y el paisaje urbano, ya que el agua alcanzó niveles tan altos que llegó a cubrir vehículos y causar destrozos generalizados. La comunidad de Paiporta, aún conmocionada, se ha dedicado a la ardua tarea de limpieza y reconstrucción, enfrentándose a desafíos que van desde la falta de servicios básicos hasta la interrupción en la educación de sus hijos.
A pesar de ser uno de los menos afectados a nivel personal, Ortiz describe el impacto de la tragedia, que llevó al club a cancelar su esperada V Carrera Solidaria y forzó a sus hijos a adaptarse a nuevas formas de educación y actividades lejos del hogar. En una muestra de resiliencia comunitaria, él y otros vecinos se han organizado para distribuir comida caliente y solicitar apoyo urgente a las administraciones locales para restaurar la normalidad. Sin supermercados ni colegios operativos, Paiporta depende cada vez más de la solidaridad vecinal y la eficacia gubernamental para resurgir del desastre. Ortiz ve una oportunidad en medio de la adversidad, sugiriendo que este podría ser el momento para repensar y reconstruir un Paiporta que inspire amor y orgullo en sus habitantes.
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