El Papa Francisco, de 88 años, ha sido sometido a tratamiento en el hospital Gemelli de Roma tras ser diagnosticado con una infección polimicrobiológica y una neumonía bilateral. Según el doctor Sergio Alfieri, la situación del pontífice es compleja y, a pesar de mejoras recientes, todavía no está fuera de peligro. Aunque actualmente su vida no corre riesgo inminente, los médicos enfatizan la gravedad de su condición debido a su avanzada edad y problemas respiratorios crónicos. Francisco, que también padece de bronquiectasia y bronquitis asmática crónica, se considera un «paciente frágil», no obstante, su corazón se mantiene fuerte y responde bien al tratamiento.
A pesar de las dificultades, el Papa ha demostrado resiliencia al continuar con actividades como rezar en la capilla del hospital, manteniendo su buen humor. Su equipo médico ha informado que, aunque no requiere respiración asistida, se le administra oxígeno ocasionalmente. El Vaticano ha comunicado que Francisco presenta una leve mejoría, sin embargo, permanecerá hospitalizado al menos por otra semana para asegurar su recuperación antes de retomar el tratamiento en su residencia en Santa Marta. La situación sigue siendo monitoreada de cerca, y el Papa continúa mostrando un espíritu indomable frente a su enfermedad.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.