Desde marzo, el Colegio Mare de Déu del Carme de Terrassa ha estado en el centro de una controversia después de que un grupo de familias denunciara un cambio hacia posturas ultracatólicas conservadoras por parte de la dirección. La situación ha generado un ambiente tenso entre las familias, algunas críticas y otras defensoras de la escuela. En julio, la institución demandó a tres familias por calumnias, intensificando el conflicto. La vuelta a clases para los más de mil alumnos ha estado marcada por la incertidumbre, y algunas familias, temerosas de represalias, prefieren hablar de forma anónima.
Padres preocupados expresan dudas sobre el futuro de sus hijos en la escuela, destacando cambios como la imposición de una religión específica y cambios de idioma en algunas clases. Incidentes como comentarios homófobos o racistas por parte del profesorado también han elevado las preocupaciones. A pesar de la polémica, y mientras el Departamento de Educación investiga, la comunidad de padres presenta un espectro de opiniones: unos piden cambios y otros, satisfechos con la educación ofrecida, consideran que las tensiones son generadas por un grupo minoritario. La dirección, acusada de cambiar la ideología del centro, no ha querido dar declaraciones sobre la crisis actual.
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