El reciente enfrentamiento entre el Ministerio de Sanidad y la industria farmacéutica se centra en la fijación de precios de los medicamentos, generando una oleada de críticas al sistema actual, descrito como «ciego e impredecible» por los actores implicados. Según fuentes de la industria, este mecanismo no solo carece de transparencia, sino que también contraviene los principios fundamentales de la Estrategia de la Industria Farmacéutica, que busca fomentar la innovación y garantizar la sostenibilidad del sector. Las empresas sostienen que las trabas impuestas por el sistema dificultan la capacidad de planificar a largo plazo, lo que podría tener repercusiones en el desarrollo de nuevos tratamientos y en la competitividad del sector, vital para el avance en salud pública.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad defiende el sistema vigente, argumentando que busca equilibrar el acceso a medicamentos a precios justos y sostenibles para el sistema de salud público. Aun así, se reconoce la necesidad de mejorar ciertos aspectos del proceso para alinearlo mejor con las expectativas de la industria. Este choque ha reavivado el debate sobre cómo estructurar un sistema de fijación de precios que realmente promueva el desarrollo farmacéutico sin poner en riesgo la accesibilidad y sostenibilidad del sistema público de salud. Mientras tanto, la presión de la industria sigue en aumento, pidiendo reformas que aseguren un entorno más predecible y favorable para la inversión en investigación y desarrollo.
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