Robert F. Kennedy Jr., conocido crítico de las vacunas y reciente nombramiento de Donald J. Trump para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, enfrenta una fuerte oposición por parte de más de 75 premios Nobel. Estos destacados científicos han firmado una carta instando al Senado a no confirmar su selección, argumentando que su historial contrario a la medicina convencional y sus teorías conspirativas representan un riesgo significativo para la salud pública. La carta, revelada por «The New York Times», destaca la preocupación de que Kennedy socave el liderazgo de Estados Unidos en ciencias de la salud, prometiendo acciones como el despido masivo de empleados de agencias clave como la FDA y el NIH. Estas posturas han generado una respuesta inusual de la comunidad científica, que generalmente evita involucrarse en debates políticos.
Los Nobel argumentan que la falta de credenciales de Kennedy en medicina o ciencia lo hace inadecuado para el cargo. Además, sus conocidas posturas antivacunas y sus afirmaciones sin fundamento, como el vínculo entre vacunas y autismo, son vistas como amenazas que podrían desestabilizar políticas de salud cruciales como las vacunas y la fluoración del agua. Si es confirmado, Kennedy lideraría un departamento crucial para la política sanitaria del país, responsable de la regulación de medicinas y alimentos, y los programas Medicare y Medicaid. Su nominación ha provocado un fuerte rechazo en la comunidad científica, reavivando el recuerdo de su responsabilidad en brotes de enfermedades como el sarampión en Samoa, causado por la difusión de información errónea. La controversia resalta las tensiones entre la administración de Trump y el consenso científico establecido.
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