En 2006, la revista Science presentó la mifepristona como un prometedor fármaco en la prevención del cáncer de mama. Sin embargo, dos décadas después, el avance en esta línea de investigación ha sido escaso. A pesar de contar con datos prometedores, el desarrollo se ha visto obstaculizado por prejuicios morales y sesgos políticos debido a la asociación del fármaco con el aborto médico. La falta de financiación y los complejos obstáculos normativos han ralentizado el progreso, como señala la investigadora sueca Kristina Gemzell Danielsson. Además, las empresas farmacéuticas, motivadas por intereses comerciales, dudan en invertir en una posible nueva aplicación de un medicamento existente que no ofrece un beneficio inmediato.
El editorial de Lancet destaca la necesidad de un cambio en el enfoque de la investigación del cáncer de mama, similar al exitoso modelo de prevención del cáncer de cuello uterino mediante la vacunación. La comunidad científica insta a los responsables políticos y a la industria a superar las barreras ideológicas y financieras para explorar el potencial preventivo de la mifepristona. A pesar de la resistencia política y social, la carta aboga por priorizar la ciencia y promover el uso de la mifepristona en la investigación para la prevención primaria del cáncer de mama, con el objetivo de salvar vidas a nivel mundial.
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