El Partido Laborista británico, liderado por Keir Starmer, se perfila como favorito en las próximas elecciones generales del 4 de julio, con una ventaja del 18% sobre los conservadores. Tras el fiasco de Jeremy Corbyn, Starmer refuerza su política centrista y moderada, asegurando que su único compromiso es el voto del día de las elecciones. Su programa electoral promete revitalizar la economía, promover energías limpias y reformar la educación y la salud. En política exterior, se comprometen con la OTAN, el apoyo a Ucrania, y plantean una solución de dos Estados para Palestina. Además, buscan reconstruir relaciones con la UE y mantener la alianza con Estados Unidos independientemente del resultado electoral allí.
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