Austin Richard Post, conocido mundialmente como Post Malone, se presentó en el Estadio Olímpico Lluís Companys, en lo que fue su concierto más grande hasta ahora en España. Este evento marca un hito en su carrera, pues representa un importante salto desde sus actuaciones en el pequeño comité de la sala Razzmatazz en 2017 y el festival Mad Cool de Madrid en 2018. El artista, reconocido por su versatilidad de géneros, presentó su sexto álbum, «F-1 Trillion» (2024), llevando su música hacia una estética y sonido más cercana a Nashville. Su actuación estuvo acompañada de una macrobanda que incluía violines y pedal steel, demostrando aún más su habilidad para fusionar diversos estilos musicales como el hip hop y el country, un camino similar al de artistas como Taylor Swift o Lil Nas X.
El concierto estuvo lleno de simbolismo y curiosidades, desde una pasarela que simulaba una pista de wheelie hasta un set coronado por el logo de su marca «Posty Co». Fuegos artificiales y elementos característicos de la serie «Yellowstone» ambientaron el evento mientras desfilaban canciones tan emblemáticas como «Texas Tea», «Wow» y «Go Flex». Jelly Roll, su telonero, contribuyó a caldear el ambiente con un set que homenajeaba tanto a íconos del country como a artistas pop contemporáneos. Post Malone no solo cautivó con sus éxitos pasados, como «White Iverson» y «Rockstar», sino que también dejó entrever una inclinación hacia la música instrumental. Su cierre incluyó piezas como «Sunflower» y «Congratulations», mezclando elementos visuales y auditivos que consolidaron su espectáculo como un homenaje a las raíces musicales estadounidenses, demostrando que su estilo ecléctico sigue brillando en los escenarios más desafiantes.
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