La justicia tailandesa ha condenado a cadena perpetua a Daniel Sancho por el asesinato premeditado y descuartizamiento del cirujano Edwin Arrieta. Aunque la pena podría haber sido de muerte, fue reducida por la colaboración del español. La defensa de Sancho, considerándola desproporcionada, planea recurrir la sentencia y buscar una condena por homicidio imprudente, que implicaría una pena de 8 a 10 años. Mientras se resuelven los recursos, abogan por mantener a Sancho en la prisión de Ko Samui, evitando su traslado a la peligrosa cárcel de Bang Kwang. La posible extradición a España es compleja debido a la inexistencia de cadena perpetua en el país, requiriendo cumplir al menos 8 años en Tailandia. Una eventual solicitud de traslado podría ser tramitada tras ese periodo, con la intervención del Ministerio de Justicia y el Consejo de Ministros de España.
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