El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha anunciado con entusiasmo que la capital ha aprobado, por tercer año consecutivo, el examen europeo de calidad del aire, cumpliendo con los límites de dióxido de nitrógeno (NO²) establecidos por la Unión Europea desde 2010. Sin embargo, las futuras normativas son más estrictas: las emisiones deben reducirse a 20 microgramos por metro cúbico (μg/m³) para 2030, y las recomendaciones de la OMS son aún más severas, sugiriendo un límite de 10 μg/m³. Actualmente, solo nueve de las 24 estaciones de medición de Madrid estarían dentro de estos nuevos objetivos, la mayoría ubicadas en grandes zonas verdes. A pesar del cumplimiento actual, se argumenta que se requieren más iniciativas para alcanzar estas futuras metas.
La oposición al gobierno de Almeida, así como organizaciones como Ecologistas en Acción, muestran escepticismo ante el «triunfalismo» del gobierno municipal. Los datos señalan que las restricciones durante la pandemia y las políticas de circulación previas han sido fundamentales para mejorar la calidad del aire. Sin embargo, estos sectores advierten que las cifras actuales no deben minimizar el hecho de que aún hay margen de mejora significativa, especialmente frente al aumento del ozono troposférico, cuyas emisiones superan ampliamente los límites europeos. La oposición demanda prudencia y acciones más estrictas para reducir la mortalidad relacionada con la contaminación, que según datos del PSOE, aún causa la muerte de 2.000 personas al año en Madrid.
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