Donald Trump asumirá la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, y con su retorno al poder, la Unión Europea se prepara para ajustarse a un nuevo escenario político. La elección de Marco Rubio como secretario de Estado y Pete Hegseth como secretario de Defensa sugiere que Europa y la guerra en Ucrania pueden dejar de ser prioridades para Washington. En respuesta, Donald Tusk, presidente del Consejo de la UE a partir del 1 de enero, ha convocado una reunión en Polonia con los jefes de la diplomacia de Francia y Alemania, con la eventual participación de Italia y el Reino Unido. Esta estrategia, denominada «Weimar plus», busca incluir más aliados en la preparación frente a un nuevo mandato de Trump.
Mientras los líderes europeos se organizan para el posible impacto del gobierno de Trump, tanto Francia como Alemania enfrentan crisis políticas internas que limitan su influencia externa. En Alemania, el colapso de la coalición semáforo ha llevado a anticipar elecciones, con Friedrich Merz como principal candidato a suceder a Olaf Scholz. En Francia, el gobierno de Michel Barnier opera en una Asamblea Nacional fragmentada y encuentra dificultades para avanzar en su agenda sin el uso de medidas extraordinarias. Ante este panorama, Polonia y otros países nórdico-bálticos temen que Trump pueda negociar directamente con Rusia, debilitando la posición del flanco oriental de la UE. La UE busca mostrar a Estados Unidos que sus intereses están más alineados con Europa que con Rusia, y Kaja Kallas, nueva Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, será clave en esta estrategia diplomática.
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