Pavel Elizárov, un activista ruso exiliado en Portugal desde hace una década, relata su experiencia de persecución y constante vigilancia en su lucha por la democracia en Rusia. Tras ser encarcelado múltiples veces entre 2005 y 2011, decidió emigrar, primero a Ucrania y luego a Mozambique, antes de asentarse en Cascais. Actualmente, Elizárov colabora con la Free Russia Foundation y fue espiado por Pablo González, un supuesto periodista hispano-ruso arrestado en Polonia y canjeado en un intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente. Este canje permitió la liberación de prominentes disidentes como Vladimir Kara-Murza e Ilya Yashin, y según Elizárov es probable que la muerte de Andrei Navalni en prisión acelerara la negociación. Aunque liberado, González fue expuesto por Zhanna Nemtsova, hija del asesinado opositor Boris Nemtsov y ex esposa de Elizárov, quien confirmó su labor de espionaje para el Kremlin.
Elizárov reflexiona sobre las condiciones adversas para los disidentes rusos, narrando cómo Pablo González fue aceptado fácilmente en su círculo gracias a su fluido ruso y su fachada como periodista. Aunque algunos inicialmente sospecharon, fue la detención de González lo que reveló su verdadera actividad. La información recopilada por González sobre los disidentes no resultó letal, pero Nemtsova resalta el riesgo que conllevaba. Elizárov sostiene que la liberación de disidentes en el canje ha dado nueva esperanza, aunque también advierte sobre la facilidad con la que Putin podría reclutar más espías en el futuro. Pese a los desafíos, Elizárov mantiene la fe en una eventual transición hacia una Rusia democrática y libre, un proceso que, aunque largo y arduo, considera inevitable.
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