La insólita aparición de la imagen de un empresario en el templo de San Miguel de Latre, en Huesca, ha generado un gran revuelo, haciendo que muchos recuerden los famosos lienzos de San Andrés en La Latina, elaborados en 2012 con los rostros de varias figuras contemporáneas. Sin embargo, la controversia alrededor de la imagen del empresario en Huesca obedece a motivos muy distintos. Mientras los cuadros de La Latina eran una expresión artística planificada y consensuada, las circunstancias en San Miguel de Latre evocan cuestiones sobre la representación de figuras modernas en espacios tradicionalmente religiosos, suscitando debates sobre las fronteras entre arte contemporáneo y patrimonio histórico.
La polémica radica en el modo en que se introducen elementos contemporáneos en contextos de patrimonio cultural, provocando reacciones encontradas de residentes y visitantes. En Huesca, las opiniones se dividen entre quienes ven la inclusión del empresario como un homenaje merecido y aquellos que defienden la preservación de la iconografía original del templo. Este incidente pone de manifiesto una vez más el delicado equilibrio que se debe mantener entre innovación artística y la conservación del patrimonio, cuestión que continúa despertando debates en torno a su legitimidad y al impacto en la percepción histórica y cultural de estos espacios.
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