Desde el 2 de febrero, el paisaje digital del gobierno de Estados Unidos ha experimentado un cambio drástico debido a una serie de decretos ejecutivos. Miles de páginas web y conjuntos de datos de importantes agencias gubernamentales, como el Departamento de Asuntos de Veteranos y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), han sido eliminados a gran velocidad. También se han visto afectados programas sociales esenciales como Head Start. Esta acción se llevó a cabo con suma urgencia, otorgando a los funcionarios gubernamentales un escaso margen de dos días para implementar las modificaciones, según lo estipulado por un memorando de la Oficina de Gestión de Personal que hacía alusión a una orden ejecutiva dirigida contra las personas transgénero y que restringía el uso de ciertos términos relacionados con el sexo y el género.
Este episodio de censura gubernamental ha generado una borradura de identidades en numerosos sitios web, recursos y trabajos de investigación científica, muchas veces sin el debido contexto. Tal situación es alarmante, pues amenaza con privar al público de información crítica, que va desde investigaciones en salud pública hasta análisis sobre los efectos devastadores del cambio climático.
Como respuesta a esta brusca e injustificada eliminación de información, varios tecnólogos, académicos y organizaciones de acceso abierto han emprendido iniciativas para preservar y archivar los datos que solían estar disponibles en estos portales. A pesar de que el plazo impuesto por el memorando ya ha expirado, los esfuerzos por rescatar esta información siguen activos. Entidades como Internet Archive juegan un papel fundamental al proporcionar herramientas necesarias para combatir lo que se ha denominado «hoyos de memoria», habilitando a los ciudadanos a archivar contenido en línea.
Si bien las actualizaciones en los portales del gobierno son comunes al inicio de nuevas administraciones, en este caso la situación resulta particularmente preocupante debido a la magnitud de información que está siendo suprimida. Esto podría repercutir en múltiples áreas de investigación médica crítica y datos ambientales. La participación activa de académicos y bibliotecas es esencial para salvaguardar la ciencia establecida y mantener registros históricos de datos públicos.
El alcance de estos decretos va más allá de lo visible en las páginas web. La eliminación de información del CDC representa la pérdida de datos científicos vitales, y quienes desean respaldar esta aún no publicada investigación todavía tienen vías alternativas. La comunidad de archiveros independientes también ha tomado cartas en el asunto, asegurándose de que conjuntos de datos públicos, previamente accesibles, permanezcan disponibles para futuras pesquisas.
Este escenario subraya la relevancia de apoyar la información de acceso abierto y combatir la censura gubernamental. Organizaciones como la Electronic Frontier Foundation (EFF) han señalado los peligros de censurar verdades «incómodas», advirtiendo sobre el potencial daño irreparable que tales acciones pueden infligir en comunidades vulnerables y en el bienestar común.