André Ventura, líder del partido de ultraderecha Chega en Portugal, se encuentra enmedio de un torbellino de controversias que ha afectado la imagen de su formación política, la tercera más grande en la Asamblea de la República. A menudo un hábil manipulador del debate público con su discurso sobre inseguridad ciudadana, Ventura ahora enfrenta el desafío de dar explicaciones respecto al comportamiento de varios de sus miembros. Uno de los casos más impactantes involucra a Nuno Pardal Ribeiro, dirigente del partido en Lisboa, quien fue acusado por la Fiscalía de dos delitos relacionados con la prostitución de menores. A pesar de su firme postura pública sobre la protección de los niños, Pardal se ha visto obligado a renunciar a sus cargos después de admitir una relación sexual con un menor de 15 años, aunque niega haber conocido su edad.
El escándalo de Pardal ha puesto en el centro de atención las propuestas de Chega, especialmente su defensa de la castración química para los pederastas, una medida que fue rechazada por el Parlamento portugués. Ventura, en una entrevista reciente, reafirmó su apoyo a esta condena para cualquier infractor, independientemente de su relación personal con él. Mientras el líder de Chega busca desmarcarse de las acciones de sus subordinados, argumentando que su partido reacciona con rapidez al apartar a los involucrados en delitos, también enfrenta la permanencia desafiante de Miguel Arruda, otro legislador del partido acusado de robo. A pesar de la turbulencia, Ventura sigue participando activamente en encuentros internacionales de extrema derecha, reforzando su posición en el panorama político europeo.
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