El aumento de actividades acuáticas durante los meses de calor, como nadar en piscinas y en el mar, puede provocar un incremento en la aparición de conjuntivitis víricas y queratitis. Según el oftalmólogo Héctor Fariña, el cloro y la sal son dos irritantes comunes que afectan especialmente a los más pequeños, generando síntomas como ojos enrojecidos. Además, las aguas compartidas pueden albergar gérmenes y virus que, al entrar en contacto con los ojos, pueden desencadenar infecciones oculares. Durante el verano, el calor y la humedad también favorecen la proliferación de virus como el adenovirus, conocido por causar conjuntivitis.
Para prevenir estas infecciones, Fariña recomienda el uso de gafas de natación o caretas y sugiere no abrir los ojos en el agua sin protección, especialmente para quienes usan lentillas. La protección ocular debería ser tan esencial como la aplicación de crema solar, recalca el especialista, subrayando que adoptar medidas preventivas es clave para disfrutar del verano sin complicaciones oculares. Los síntomas de alerta incluyen enrojecimiento, secreción ocular y picor, por lo que es fundamental actuar ante cualquier signo de infección.
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