El pintor malagueño Raúl Berzosa, reconocido por su habilidad en el arte del retrato y su destreza en infundir unción religiosa a sus obras, recibió en 2016 un encargo del Vaticano para retratar al papa Francisco en un sello conmemorativo por su 80 cumpleaños. Esta tarea marcó el inicio de una serie de encargos para pintar al pontífice, posicionando a Berzosa como un referente en el arte sacro contemporáneo. Su estilo, caracterizado por trazos sueltos que crean personajes realistas en cálidos entornos, se ha difundido internacionalmente, llegando a ornar catedrales y templos en países tan variados como Jerusalén, China y Estados Unidos. La última obra del artista, terminada en diciembre pasado, presenta un Francisco serio y contemplativo, en contraste con sus anteriores retratos del Papa, donde la afabilidad y la sonrisa fueron protagonistas.
La obra de Berzosa no sólo ha encontrado eco en el Vaticano, sino que también ha ganado notoriedad mundial, especialmente durante los funerales recientes del Papa Francisco, donde su representación del pontífice se ha reproducido ampliamente. Paradójicamente, su imagen más viralizada no fue un encargo oficial, sino una pintura para el Seminario de Almería que se ha convertido en su favorita. Este éxito se suma a una carrera iniciada como cartelista cofrade en Andalucía y culminada con proyectos monumentales como el oratorio de Santa María Reina. La capacidad del artista para combinar realismo con unción sagrada ha convencido a sus mecenas, lo que le ha llevado a seguir produciendo incansablemente, incluso ahora que su obra se presenta en la Catedral del Sur de Pekín. Berzosa, satisfecho con la amplia difusión de su trabajo, continúa su labor con la Iglesia como plataforma, convencido de que su arte es su forma de evangelizar.
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