Pilar Alegría, actual ministra de Educación, se perfila como la nueva líder del PSOE en Aragón tras presentar su precandidatura sin oposición, consolidando así el modelo socialista de Pedro Sánchez a nivel regional. Su designación ocurre en un contexto de cambio dentro del partido, con Dario Villagrasa, antiguo número dos de Javier Lambán, retirándose de la contienda tras no lograr un acuerdo que mantuviera la cohesión entre las distintas facciones internas. Pese a los intentos de Villagrasa por evitar una división y la posibilidad de un liderazgo compartido, finalmente ha optado por apoyar a Alegría, reflejando el fortalecimiento del sector afín a Sánchez dentro de la comunidad aragonesa.
Esta reconfiguración del liderazgo socialista en Aragón se da tras varios intentos fallidos de otros posibles sucesores de Lambán, como Juan Antonio Sánchez Quero y Mayte Pérez. Alegría ha conseguido el respaldo de varias delegaciones importantes, reuniendo el apoyo de diferentes alcaldes y líderes comarcales, algunos de los cuales tradicionalmente no se habían alineado con la corriente sanchista. A pesar de las críticas de figuras políticas opositoras y de Lambán sobre la viabilidad de que Alegría combine su nueva responsabilidad con las funciones de ministra, su regreso al ámbito político regional parece asegurado. La maniobra refleja la capacidad de movilización de Alegría y su equipo, en un movimiento que reafirma el control de Pedro Sánchez sobre las estructuras regionales del PSOE.
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