El Gobierno de Gustavo Petro en Colombia atraviesa un momento de crisis tras la solicitud del presidente de la renuncia protocolaria de sus ministros y directores de departamentos administrativos, justo antes de su viaje a Emiratos Árabes. Esta situación se ha visto exacerbada por la renuncia definitiva de figuras de peso en su gabinete, entre ellas la ministra de Trabajo, Gloria Ramírez, y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Los movimientos han expuesto fracturas dentro de la coalición de izquierda que llevó a Petro al poder, especialmente tras el nombramiento de Armando Benedetti como jefe de Despacho, considerado un político tradicional y controvertido. La indiscusión en el Consejo de Ministros, transmitida en vivo, mostró el descontento de varios funcionarios que no aceptaron la presencia de Benedetti y subrayaron la falta de cumplimiento de las promesas gubernamentales.
El ambiente se tensó aún más con la dimisión de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, considerada una de las aliadas más cercanas de Petro y fundamental en las iniciativas ambientales del Gobierno. Muhamad, junto con otras voces críticas, destacó su inconformidad con el poder otorgado a Benedetti. A pesar de los intentos del presidente por controlar la narrativa, la salida de miembros clave del gabinete ha dificultado el avance de su administración en un contexto de crisis económica y social, y se presentan como un reto a superar antes de las elecciones presidenciales del próximo año. Petro ha recurrido a figuras jóvenes y menos experimentadas para llenar los vacíos, una estrategia que, a la par de mantener a su Gobierno en una especie de pausa, pone en duda la capacidad de maniobra política del primer mandatario latinoquilino.
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