En la madrugada del sábado, el Ejército colombiano lanzó una operación militar en El Plateado, un pueblo en el conflictivo departamento del Cauca, para retomar el control del principal bastión del frente Carlos Patiño del Estado Mayor Central (EMC). El presidente Gustavo Petro anunció el inicio de la llamada ‘Operación Perseo’ y envió una comitiva gubernamental para entablar diálogo con la comunidad local. La respuesta de las disidencias fue violenta, utilizando explosivos y drones, lo que resultó en varios heridos, tanto militares como civiles, incluidos líderes sociales. Petro instó a las autoridades a responder con fuerza proporcional y aseguró que la seguridad para la próxima Cumbre de Biodiversidad (Cop16) en Cali está garantizada, a pesar de las amenazas del EMC de boicotear el evento. La defensora del pueblo, Iris Marín, exigió el respeto al derecho internacional y pidió al presidente que no impliquen a la población civil en el conflicto, ya que esto podría agravar su situación de riesgo.
La ‘Operación Perseo’ es parte de un intento del Gobierno de rescatar a la población de la influencia de grupos armados ilegales, involucrando a 1.400 uniformados apoyados por vehículos blindados y artillería. A pesar de la fuerte presencia militar y los intentos de diálogo por el Gobierno, liderados por altos funcionarios, la comunidad de El Plateado se mantiene escéptica y teme por su seguridad. Los habitantes de la región, acostumbrados a años de violencia y la poca presencia del Estado, ven con desconfianza la militarización de su territorio, solicitando en cambio inversiones sociales en infraestructuras y proyectos productivos. Mientras tanto, algunos miembros del frente Carlos Patiño han sido capturados y otros han muerto en enfrentamientos recientes. Sin embargo, la lucha de poder continúa, y la comunidad de El Plateado sigue atrapada en el fuego cruzado de un conflicto que se exacerba en una región estratégica para el narcotráfico.
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