En un reciente discurso, el presidente expresó una firme crítica hacia los conquistadores españoles, argumentando que figuras históricas como Gonzalo Jiménez de Quesada y Rodrigo de Bastidas, reconocidos por ser los fundadores de Bogotá y Santa Marta respectivamente, no deberían ser vistos como civilizadores. Según el mandatario, lejos de establecer civilizaciones, éstos iniciaron una serie de masacres que dejaron una huella de violencia y explotación en las poblaciones indígenas que encontraron a su llegada a América.
El presidente destacó la necesidad de revisar la manera en que se enseña y se conmemoran estos capítulos históricos, sugiriendo que es importante reconocer el sufrimiento infligido a los pueblos originarios. Su declaración busca abrir un debate sobre la forma en que se interpreta la historia de la colonización y sus efectos duraderos en las culturas y sociedades actuales. Este llamado se suma a un movimiento más amplio en toda América Latina para reevaluar la narrativa convencional sobre el período colonial y sus protagonistas.
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