El presidente de Colombia, Gustavo Petro, criticó enérgicamente el ataque perpetrado por Estados Unidos contra una embarcación que zarpó de Venezuela, resultando en 11 muertes. Mientras Caracas guarda silencio, Petro calificó el incidente como un asesinato, subrayando que los acusados de transportar drogas suelen ser jóvenes pobres, no los grandes narcotraficantes. En su intervención, exhortó a una respuesta regional, encabezada por Colombia, que ostenta la presidencia pro tempore de la Celac. La canciller colombiana, Rosa Villavicencio, lideró una reunión de urgencia con 23 países preocupados por lo que consideran una forma de intimidación militar por parte de Washington.
El despliegue militar estadounidense en el Caribe incluye destructores, aviones de espionaje, acorazados y un submarino nuclear, lo que ha generado acusaciones de injerencia desproporcionada. Villavicencio advirtió sobre la imposibilidad de una intervención armada en América Latina, reiterando que la región es tierra de paz. Este episodio se produce en un contexto tenso entre Bogotá y Washington desde la llegada de Donald Trump al poder, reflejado en conflictos anteriores como la negativa colombiana al aterrizaje de aviones con deportados. Mientras tanto, Venezuela, aunque oficialmente no se ha pronunciado, ha cuestionado la autenticidad del vídeo presentado por Estados Unidos, sugiriendo que fue manipulado con inteligencia artificial.
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