La tensión diplomática entre Colombia y Estados Unidos ha aumentado dramáticamente después de que el presidente colombiano, Gustavo Petro, acusara a Donald Trump de haber creado «un escenario de guerra» en el Caribe. Estas declaraciones se produjeron en medio de operaciones militares estadounidenses que han destruido varias narcolanchas y dejado al menos 20 muertos. La Casa Blanca, por su parte, ha calificado los comentarios de Petro como «infundados y reprochables», demandando una retractación para poder restablecer el diálogo bilateral.
La controversia se intensificó cuando Petro respaldó un llamamiento del senador demócrata Adam Schiff para detener el uso de las Fuerzas Armadas por parte de Trump en el Caribe, señalando que el Congreso no había autorizando tales ataques. La Administración Trump ha defendido su despliegue militar, justificándolo como una medida necesaria contra el narcotráfico, al afirmar que las embarcaciones atacadas podrían llevar drogas suficientes para matar a miles de estadounidenses. Desde inicios de septiembre, se han llevado a cabo al menos cinco ataques con un saldo de 21 muertos, lo que ha fomentado críticas continuas sobre la legalidad y efectividad de estas operaciones.
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