El crecimiento económico de España está siendo impulsado significativamente por el aumento poblacional debido a la inmigración, lo cual, sumado al fuerte posicionamiento competitivo del tejido productivo nacional, ha generado un diferencial de crecimiento favorable en comparación con otros países europeos. No obstante, este crecimiento enfrenta un reto crucial: la crisis habitacional. Para que la economía continúe expandiéndose de manera sostenible, es imperativo iniciar un ciclo de construcción de viviendas que alivie esta problemática, la cual empaña la percepción ciudadana respecto a la accesibilidad y disponibilidad de vivienda, y que podría restringir el crecimiento futuro.
En el sector de la construcción, se espera que la inversión mantenga una robusta expansión tras un aumento del 3,5% el año pasado. Este crecimiento podría compensar parcialmente la desaceleración del sector exterior atribuida a la guerra arancelaria. La sólida demanda de viviendas, acompañada por un descenso en los costes de financiación debido a la reducción de los tipos de interés, seguirá sosteniendo la inversión en este sector. Sin embargo, a corto plazo, es probable que los precios de las viviendas continúen en ascenso, debido al significativo déficit habitacional y la presión demográfica existente.
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