Los sindicatos han intensificado su presión sobre el Gobierno español para que cumpla con su promesa de reducir drásticamente la temporalidad en el sector público. Actualmente, el índice de contratos temporales se sitúa en un preocupante 30%, y se prevé que se reduzca al 8% según los compromisos adquiridos por el Ejecutivo. Esta situación afecta a miles de trabajadores que ven mermada su estabilidad laboral, lo que a su vez repercute en la calidad de los servicios públicos. Los líderes sindicales advierten que, de no observar avances significativos en este ámbito, no dudarán en convocar movilizaciones y acciones de protesta para exigir medidas concretas y efectivas que permitan una modificación sustancial en la contratación pública.
El problema de la temporalidad no solo tiene implicaciones laborales, sino también económicas y sociales. Los sindicatos argumentan que un empleo más estable en el sector público no solo beneficiaría a los trabajadores, sino que también mejoraría la eficiencia y la calidad de los servicios que el Estado ofrece a los ciudadanos. En este contexto, el Gobierno se enfrenta a críticas por la lentitud en la implementación de políticas que favorezcan la estabilidad laboral, mientras que las organizaciones sindicales llaman a la acción para garantizar que se priorice la reducción de la temporalidad en la agenda política nacional. Con el horizonte de 2024 cada vez más cercano, el cumplimiento de esta promesa se convierte en un desafío crucial para la administración actual.
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