Las tensiones entre Occidente y Rusia, según el presidente Vladímir Putin, tienen un origen geopolítico más que ideológico. En una reciente entrevista, Putin argumentó que, a pesar de la caída de la Unión Soviética, persiste un desprecio hacia los intereses estratégicos de Rusia, impulsado por el deseo de obtener ventajas en el ámbito global. Afirmó que, aunque en un principio se pensó que las diferencias eran principalmente ideológicas, con el tiempo se hizo evidente que estas estaban profundamente enraizadas en intereses de poder y control.
Putin también subrayó que la indiferencia de Occidente respecto a las preocupaciones rusas ha llevado a una consolidación de la postura de defender la soberanía nacional. En este sentido, enfatizó que es vital que Rusia se considere una potencia independiente que pueda hacerse valer en el escenario internacional. Además, criticó las promesas incumplidas de Occidente en cuanto a la expansión de la OTAN hacia el este, destacando que varios países se unieron a la Alianza a pesar de las advertencias de Moscú, lo cual indica una falta de respeto hacia sus intereses estratégicos.
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