La Comunidad de Madrid ha iniciado un innovador programa de apoyo a mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos, centrado en la terapia asistida con perros adiestrados. Este nuevo proyecto busca facilitar la recuperación emocional de las participantes, promoviendo un entorno seguro donde puedan abordar y gestionar sus experiencias traumáticas.
En una visita reciente a una de las sesiones, la consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, Ana Dávila, destacó la importancia de proporcionar recursos alternativos que complementen los enfoques terapéuticos tradicionales. Según Dávila, la interacción con los perros no solo contribuye a aliviar la ansiedad y el estrés, sino que también fomenta la confianza y el bienestar emocional.
El programa cuenta con la participación de un equipo especializado, compuesto por una coordinadora, una psicóloga y un adiestrador canino. Juntos, trabajan de la mano para ofrecer un ambiente controlado donde las mujeres y sus hijos pueden canalizar emociones negativas y reconstruir su autoestima. Las sesiones, que tienen lugar semanalmente y se extienden durante un período de nueve meses, ofrecen un espacio de refugio y sanación a través del vínculo con los animales.
Las intervenciones con perros adiestrados se están convirtiendo en una herramienta cada vez más reconocida dentro del ámbito terapéutico. Este tipo de terapia complementaria ha mostrado resultados positivos en diversos contextos, particularmente en la reducción de síntomas relacionados con el trauma y la mejora de habilidades sociales.
Desde que se puso en marcha, la iniciativa ha recibido elogios tanto de los profesionales involucrados como de las propias participantes. María, una de las mujeres que forma parte del programa, comenta que la interacción con los perros le ha ayudado a abrirse emocionalmente y a encontrar una nueva forma de disfrutar de la vida, algo que pensó había perdido para siempre.
El compromiso de la Comunidad de Madrid con este tipo de programas innovadores refleja un enfoque integral hacia la atención de las víctimas de violencia de género, apostando por metodologías que no solo se centran en la recuperación física, sino también en la emocional. A medida que avanza el programa, se espera que más mujeres puedan beneficiarse de esta terapia transformadora, encontrando en el afecto incondicional de los perros una vía hacia la resiliencia y la esperanza.