El periodista marroquí Suleimán Raisuni ha vuelto a ser objeto de atención pública tras su liberación el pasado julio, después de pasar cuatro años encarcelado por cargos que tanto la ONU como organizaciones internacionales de derechos humanos han calificado de fabricados. Desde su indulto real, Raisuni denuncia sufrir una intensa campaña de difamación por parte de medios ligados a los servicios de inteligencia de Marruecos, quienes buscan su retorno a prisión. Estas acusaciones han escalado tras su involucramiento en un caso judicial en Bruselas que examina la entrega de sobornos por funcionarios marroquíes. Raisuni afirma que su labor periodística y defensa de los derechos humanos lo han convertido en blanco de perpetuas acusaciones y amenazas veladas, minando sus intentos de regresar a sus funciones profesionales.
El caso de Raisuni resalta las tensiones subyacentes entre el gobierno marroquí y la comunidad internacional en materia de derechos humanos y libertad de prensa. Aunque en un principio su liberación fue percibida como un signo de apertura política, él alega que la represión persiste no solo hacia su persona, sino también hacia otros periodistas y activistas en Marruecos. El periodista enfatiza las agresivas tácticas de descrédito y las violaciones a su privacidad, como el uso del polémico programa espía Pegasus, para neutralizar sus críticas al régimen y su capacidad de actuación. Ante esta situación, Raisuni exhorta a los defensores de los derechos humanos a visibilizar y repudiar estas estrategias intimidatorias, asegurando que proporcionará cualquier evidencia que respalde sus afirmaciones de persecución y censura.
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