Pepe Álvarez, reelegido para un tercer mandato al frente de UGT con el respaldo del 80% de los delegados, se enfrenta a desafíos significativos en su liderazgo sindical. Desde Barcelona, donde la UGT fue fundada en 1888, Álvarez ha expresado su intención de continuar abordando cuestiones críticas como las pensiones, la jornada laboral y la vivienda. En el contexto de la negociación para reducir la jornada laboral, sin un consenso alcanzado con la CEOE, el secretario general se ha comprometido a dialogar con varias fuerzas políticas, como el PNV y EH Bildu, para avanzar en un acuerdo que lleve la propuesta al Boletín Oficial del Estado. Además, ha manifestado su ambición de disminuir la semana laboral de 37,5 a 32 horas, subrayando que esto es posible dado que otros países europeos ya disfrutan de jornadas más cortas y son más productivos.
Álvarez también abordó temas económicos cruciales, como el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), proponiendo un incremento del 5% al 6% para alinearlo con el crecimiento de la masa salarial real. A pesar de la mejora económica en general, reconoció la elevada tasa de desempleo en España y sugirió que la solución pasa por mejorar la empleabilidad y dar oportunidades a inmigrantes indocumentados. En cuanto al problema de la vivienda, especialmente crítico para los jóvenes, Álvarez ve necesario que las autoridades intervengan para frenar el carácter especulativo de los alquileres. Además, desde UGT se denuncia la infravaloración y falta de financiación estatal hacia los sindicatos, destacando el trabajo que realizan, como la elaboración de planes de igualdad, sin contar con el soporte económico merecido. Con 68 años, Álvarez asume este mandato con el convencimiento de que todavía puede contribuir significativamente al crecimiento del movimiento sindical en España.
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