La jornada electoral en Estados Unidos se perfila como uno de los comicios más disputados en la historia reciente del país. Los estadounidenses acuden a las urnas para decidir si la Casa Blanca será ocupada por la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump. Un estado clave en esta contienda es Pensilvania, que con sus 19 votos electorales podría determinar el triunfo final. Tanto Harris como Trump han concentrado gran parte de sus esfuerzos de campaña en este territorio, totalmente conscientes de que ganar aquí es prácticamente indispensable para sus aspiraciones presidenciales. Sin embargo, el proceso de votación en Pensilvania es lento, especialmente debido al recuento de votos por correo, lo que podría retrasar la publicación de los resultados definitivos.
La diversidad demográfica de Pensilvania también juega un papel crucial en esta elección. El estado presenta un mosaico electoral compuesto por hombres blancos que tienden a votar republicano y mujeres que generalmente apoyan a los demócratas. Las principales ciudades, Filadelfia y Pittsburgh, son bastiones demócratas, pero la experiencia de 2016, donde Hillary Clinton fue derrotada, ha impulsado al Partido Demócrata a redoblar esfuerzos en esta región. Kamala Harris se ha enfocado en movilizar a las comunidades afroamericanas y latinas, que representan un significativo porcentaje del electorado, siendo estas partes de la población con un historial de alto abstencionismo. A pesar de que las encuestas inicialmente mostraban una ligera ventaja para Harris en Pensilvania, recientes sondeos indican que Trump ha logrado acortar distancias, manteniendo una posición favorable a escasos días de las elecciones.
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