El Partido Comunista Chino ha intensificado sus esfuerzos para influir en la percepción internacional, asumiendo los gastos del departamento de propaganda. Esta estrategia busca proyectar una imagen más positiva del país y mitigar críticas en el ámbito global. Según fuentes cercanas, el gobierno chino destina recursos significativos para financiar iniciativas que promuevan sus intereses, tanto en medios tradicionales como digitales, lo que ha generado preocupación entre países occidentales sobre la posible manipulación informativa y la propagación de desinformación.
Esta medida forma parte de un esfuerzo más amplio del Partido Comunista para fortalecer su «poder blando» y contrarrestar narrativas negativas sobre sus políticas internas y externas. Adicionalmente, se ha observado un incremento en la actividad de medios de comunicación financiados por China, que buscan establecer alianzas y colaboraciones internacionales. Este fenómeno ha avivado el debate sobre la influencia china en el ámbito mediático global, subrayando la necesidad de una respuesta coordinada por parte de otras naciones para asegurar un flujo informativo veraz y equilibrado.
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