Las autoridades han intensificado sus esfuerzos para contener un incendio forestal que se ha desatado en las montañas al norte de la ciudad. El fuego, que comenzó hace dos días, ha arrasado ya con más de 500 hectáreas de terreno boscoso, poniendo en riesgo zonas residenciales cercanas. Los equipos de bomberos, apoyados por helicópteros y aviones cisterna, trabajan a contrarreloj para frenar el avance de las llamas. Las altas temperaturas y los fuertes vientos de la región han complicado las tareas de extinción, prolongando una emergencia que los expertos describen como una de las más graves de los últimos años.
La población local ha sido instruida para evacuar las áreas más afectadas, mientras que los refugios habilitados temporalmente comienzan a recibir a decenas de familias desplazadas. Las autoridades han pedido a los ciudadanos mantenerse informados a través de los canales oficiales y seguir las recomendaciones de seguridad. La causa del incendio aún se investiga, aunque no se descarta la posibilidad de que haya sido provocado. La prioridad, según las autoridades, es proteger la vida de los habitantes y minimizar los daños al entorno natural, mientras se busca restablecer la normalidad lo antes posible.
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