Antes del ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos mantenía una postura de neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, mientras el presidente Franklin D. Roosevelt intentaba negociar con Japón para asegurar la paz en el Pacífico. Estas negociaciones estaban principalmente enfocadas en que Estados Unidos levantara las sanciones económicas impuestas a Japón y detuviera su apoyo a China en la Segunda Guerra Sino-Japonesa. Sin embargo, previendo una respuesta negativa por parte de Washington, Japón preparó una ofensiva sorpresa, enviando grupos navales hacia el norte de Hawái, en las cercanías de la base naval de Pearl Harbor. El ataque se realizó sin una declaración de guerra oficial, ya que la notificación de conflicto no llegó a la capital estadounidense hasta después de la ofensiva.
Durante la madrugada del 7 de diciembre, sucesos preocupantes comenzaron a desarrollarse alrededor de Pearl Harbor. A las 3:42 am, el USS Condor avistó un submarino, lo que marcó el inicio de una cadena de eventos que culminó con el devastador ataque aéreo. A las 7:48 am, bajo la orden de ataque, los aviones japoneses comenzaron a bombardear la base naval, causando grandes estragos en muy poco tiempo. El impacto más significativo se sintió a las 8:10 am cuando el acorazado USS Arizona explotó, resultando en la muerte de 1.117 oficiales y marineros, casi la mitad de las bajas del ataque. En total, 2.404 estadounidenses perdieron la vida, mientras que las fuerzas japonesas sufrieron solo 64 bajas. Este ataque no solo llevó a Estados Unidos a declarar la guerra a Japón, sino que también dejó una marca indeleble en la historia, recordada anualmente el 7 de diciembre como el Día Nacional del Recuerdo de Pearl Harbor.
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