La Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) ha generado nerviosismo entre los estudiantes, como Julia, una joven de 17 años que se enfrenta al reto en Zaragoza. Este año, la Selectividad se presenta más rigurosa, eliminando las facilidades otorgadas durante la pandemia, lo que había permitido a muchos obtener altas calificaciones fácilmente. La reducción en la optatividad y la inclusión de preguntas competenciales complejizan el examen, exigiendo un nivel de razonamiento superior. Las expectativas son que las notas disminuyan comparado con años anteriores, ya que el examen volverá a requerir del estudiante un estudio exhaustivo del temario completo.
Esta situación puede afectar el ingreso a carreras de alta demanda, ya que estudiantes de años anteriores con calificaciones más elevadas podrían competir por las mismas plazas sin necesidad de repetir la prueba. Coordinadores de la PAU señalan que, aunque los cambios no incrementarán significativamente los suspensos, sí influirán en las medias generales. Instituciones educativas aseguran que, aunque no se prevé una «avalancha» de cambios de carrera, sí se anunciaron ajustes que podrían beneficiar a los que presentaron su selectividad en períodos más laxos, lo que ha generado inquietud entre los actuales aspirantes.
Leer noticia completa en El Pais.