La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha dado un paso significativo en el reconocimiento de la figura de Sor Juana Inés de la Cruz, una de las más destacadas escritoras y poetas de la literatura en lengua española del Siglo de Oro. En una medida aprobada en el Pleno de la Junta Municipal del distrito de Moncloa-Aravaca, se ha decidido asignar el nombre de «vereda de Sor Juana Inés de la Cruz» a un sendero en los jardines de Ferraz, situados entre las calles de Ferraz, Irún y Profesor Martín Almagro Basch.
Así lo informó Inma Sanz, vicealcaldesa y portavoz municipal, en una rueda de prensa, resaltando la importancia de esta decisión que busca rendir homenaje a la ilustre poetisa y mística mexicana. La vereda está estratégicamente ubicada junto a un monumento que también celebra su legado, una réplica de la estatua que se encuentra en la Ciudad de México, donada por el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz.
Considerada la «décima musa de América», Sor Juana Inés de la Cruz nació el 12 de noviembre de 1648 en San Miguel Nepantla, en el Virreinato de la Nueva España. Desde temprana edad, mostró un profundo amor por el conocimiento y se volcó de manera autodidacta en los estudios al no tener acceso a una educación formal debido a su género. Dominó diversas disciplinas como teología, filosofía, matemáticas y literatura, y se convirtió en una de las primeras feministas del continente.
La obra de Sor Juana trasciende el tiempo y sigue siendo objeto de estudio. Es autora de títulos emblemáticos como «Amor es más laberinto» y «Los empeños de una casa», obras que reflejan su maestría literaria y su impacto en la cultura hispanoamericana. En una etapa de su vida, tras deslumbrar en la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo con su brillantez intelectual, decidió ingresar en el convento de San Jerónimo en la Ciudad de México, donde continuó con su prolífica producción literaria.
Sor Juana escribió poesía, teatro, ensayos y villancicos, abordando temas que iban desde el amor hasta la teología, y desafiando las normas sociales de su tiempo. Sin embargo, en 1693, decidió dejar de escribir, y en 1695, durante una epidemia de tifus, falleció cuidando de sus hermanas de convento.
Este reconocimiento en Madrid no solo destaca la relevancia histórica de Sor Juana Inés de la Cruz, sino que también subraya su influencia perdurable en el ámbito cultural y literario. La iniciativa del consistorio madrileño se convierte así en un puente que conecta dos culturas hermanadas por la lengua española y en un homenaje a una figura cuya obra sigue inspirando a generaciones de escritores y pensadores en todo el mundo.
