La Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por el chavismo, ha votado una vez más para instar al presidente Nicolás Maduro a cortar relaciones diplomáticas, consulares y comerciales con España. Esta es la segunda moción de este tipo presentada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en menos de un mes, reflejo de un creciente deterioro en las relaciones bilaterales tras las disputadas elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. El proceso electoral, que declaró vencedor a Maduro sin mostrar las actas detalladas, ha sido ampliamente cuestionado por instituciones internacionales y líderes europeos, quienes alegan que el verdadero ganador fue el opositor Edmundo González. La reacción del Parlamento venezolano responde a su enfado por la acogida brindada por España a González y otros opositores que han buscado refugio en Europa, acusando a Madrid de proteger a individuos con deudas pendientes con la justicia venezolana.
El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, fustigó a figuras europeas, como Josep Borrell, por expresar dudas sobre la legitimidad de las elecciones de Maduro, sugiriendo incluso propuestas satíricas como pedir a España que aboliera su monarquía. Estas tensiones se enmarcan en un contexto histórico de relaciones complicadas entre Venezuela y España, marcadas por crisis esporádicas a lo largo de dos décadas de revolución bolivariana. Aunque analistas consideran poco probable que Venezuela opte por romper definitivamente lazos con España, dada la profundidad de sus vínculos culturales y migratorios, el chavismo no oculta su cansancio ante las críticas internacionales y evalúa la posibilidad de reforzar la legislación electoral y buscar acercamientos con potencias menos críticas.
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