En los últimos años, las economías desarrolladas han experimentado un cambio significativo en su enfoque hacia el impuesto de sociedades. Tras un periodo marcado por la reducción de estas tasas para atraer inversiones, la OCDE observa un viraje hacia incrementos impositivos. En 2024, por segundo año consecutivo, más países decidieron subir estos impuestos en lugar de reducirlos, con el fin de reforzar la recaudación fiscal en un entorno global desafiante. Esto ocurre en un momento en que la deuda pública promedio en las jurisdicciones estudiadas alcanza el 112% del PIB, y nuevas presiones de gasto amenazan el equilibrio fiscal. Además, se introdujeron gravámenes adicionales para capturar beneficios extraordinarios, especialmente en el sector financiero, apuntando a mitigar los desequilibrios presupuestarios.
La tendencia no solo afecta a las sociedades; la tributación sobre personas físicas también se ha endurecido, especialmente para las rentas más altas, y las cotizaciones sociales han seguido el mismo camino debido a la presión sobre sistemas de salud y pensiones. En 2024, muchos gobiernos comenzaron a retirar las rebajas temporales de IVA implementadas durante la pandemia y la crisis energética, en un intento por fortalecer la recaudación. Además, se han incrementado los impuestos especiales sobre productos como tabaco y alcohol, con objetivos tanto recaudatorios como de salud pública. Estos cambios reflejan un intento por equilibrar la necesidad de consolidar las finanzas públicas con el impulso al crecimiento económico y la inversión privada.
Leer noticia completa en El Pais.