Una devastadora riada ha golpeado un pequeño pueblo en la provincia de Valencia, dejando a la comunidad incomunicada y sumida en la oscuridad tras perder el acceso a agua y electricidad. Entre las víctimas mortales se encuentran dos miembros de la Guardia Civil, una mujer y cinco residentes de una residencia de ancianos. Las intensas lluvias que han azotado la región causaron el desbordamiento de un río cercano, arrastrando vehículos y generando una situación de emergencia que las autoridades locales no han logrado controlar totalmente.
Las labores de rescate y recuperación se complican por la falta de comunicaciones y el difícil acceso al área afectada. Equipos de emergencia continúan trabajando arduamente para restablecer los suministros básicos y brindar ayuda a los afectados. Las autoridades han alertado a la población sobre la posibilidad de más lluvias en los próximos días, aumentando la preocupación entre los vecinos que temen por su seguridad y el futuro inmediato de la localidad. La tragedia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de ciertas infraestructuras ante fenómenos meteorológicos extremos, impulsando discusiones sobre medidas de prevención para mitigar el impacto de futuros desastres naturales en la región.
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