La tensión política en Toledo aumenta debido al controversial proyecto de construcción de una o dos estaciones de tren de alta velocidad en la ciudad. La disputa principal es entre el Ministerio de Transportes y el gobierno de Castilla-La Mancha, quienes no logran acordar la ubicación ideal para el nodo central del tren AVE que conectará Madrid y Lisboa. Mientras que el ministro Óscar Puente apoya la idea de centralizar toda la actividad ferroviaria en una estación en el centro de Toledo, conocida como Santa Bárbara, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, insiste en un modelo de «doble estación» que incluye un apeadero adicional en el barrio Polígono. Esta diferencia de opinión ha dado lugar a un sinnúmero de alegaciones y críticas, destacando preocupaciones sobre la posible retirada del título de Patrimonio de la Humanidad que ostenta Toledo, un factor que podría ser decisivo si la UNESCO considera que el proyecto interfiere con sus criterios de conservación.
La discusión no solo se centra en los aspectos técnicos del trazado, sino también en el impacto social y económico que podría tener en la ciudad. La Junta de Castilla-La Mancha teme aglomeraciones y altos costes de billetes en una única estación central, mientras que diversas asociaciones de usuarios y el Ayuntamiento de Toledo respaldan la comodidad y el valor cultural que ofrecería mantener una sola estación en el centro. Las dos entidades enfrentadas han lanzado representaciones gráficas del futuro viaducto que cruzará el río Tajo, incrementando la polémica entre partidarios y detractores. Con el tiempo en contra y el plazo de alegaciones culminando próximamente, la comunidad local se mantiene expectante ante la decisión final del Ministerio de Transportes, cuyo resultado influirá significativamente en el futuro del transporte y la identidad patrimonial de Toledo.
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