El 17 de agosto, en medio de una intensa oleada de incendios, el presidente del Gobierno español anunció la negociación de un pacto de Estado para enfrentar la emergencia climática, programando su inicio en septiembre. Este pacto, que comenzará con la creación de una comisión interministerial, se concibe como una oportunidad histórica para unir a administraciones, partidos políticos, empresas, sindicatos, comunidades autónomas, la sociedad civil y el sector científico en un esfuerzo conjunto. La meta es superar un enfoque fragmentado, estableciendo un marco a largo plazo que priorice la ciencia y la naturaleza como ejes centrales, y que involucre a todas las partes interesadas de manera transversal.
La ciencia juega un papel crucial en esta iniciativa, no solo por su capacidad de alerta sobre los riesgos climáticos, sino también por brindar soluciones efectivas y herramientas para orientar políticas. Se destaca la necesidad urgente de fortalecer la investigación climática, asegurando una financiación estable y aumentando la colaboración entre científicos y administraciones a través de estructuras consolidadas como la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico. Además, el pacto debe adoptar un enfoque integral que no solo mire la reducción de emisiones, sino también promueva la biodiversidad y soluciones basadas en la naturaleza. La participación activa de la sociedad civil, junto con una educación y comunicación científica efectivas, es vital para sostener el consenso social necesario para implementar decisiones políticas duraderas y efectivas.
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