Una emotiva expedición compuesta por médicos, enfermeras, fisioterapeutas, técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería y dos psico oncólogas de la Asociación Española contra el Cáncer concluyó recientemente una significativa travesía por el Camino de Santiago. El grupo, que partió de Madrid el 2 de junio, arribó a la emblemática Catedral de Santiago de Compostela el pasado sábado 7, completando un recorrido de una semana con una media de 22 kilómetros diarios. A su llegada, fueron recibidos por la Tuna de la Facultad de Medicina de Santiago, que, al ritmo de una gaita, les brindó una calurosa bienvenida y felicitó por su dedicación al desafío.
El doctor Santos Enrech, responsable del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Getafe, resaltó la experiencia, afirmando que logró «igualar a sanitarios y pacientes ante la adversidad, creando un vínculo especial». Durante el trayecto, las participantes efectuaron sesiones diarias de psico oncología. Estas intervenciones grupales se focalizaron en mecanismos de superación, donde pacientes con mayor fortaleza apoyaron a las compañeras que lo necesitaban, fortaleciendo así el espíritu de solidaridad. Estas dinámicas también estrecharon aún más la relación entre profesionales sanitarios y pacientes.
Ana de la Hera, quien lidera el área de Enfermería de Consultas Externas, subrayó que realizar el Camino de Santiago “ha conseguido empoderar a las pacientes, que se han dado cuenta de que son capaces de superar grandes retos”.
La iniciativa, nacida como una extensión del tratamiento recibido por las pacientes de cáncer de mama en el Hospital Universitario de Getafe, busca no solo empoderar sino también promover un cambio positivo en el estilo de vida. Recorrer en grupo seis etapas del Camino de Santiago simboliza una superación de la enfermedad, intentando transformarse en una terapia que fortalezca la resiliencia ante la adversidad.
El doctor Enrech destacó que, además, esta experiencia permitió a las mujeres ampliar su red de apoyo social con personas que han compartido situaciones similares, lo cual «les ayudará a sentirse mejor comprendidas». Esta travesía no solo se plantea como un reto físico, sino como un proceso de sanación emocional y social, que reafirma el poder del colectivo y la empatía en la lucha contra el cáncer.