Los servicios de urgencias se saturan en verano, afectando principalmente a ancianos de más de 80 años con patologías crónicas exacerbadas por el calor, quienes esperan entre uno y tres días para ser ingresados. Rafael Marrón, presidente de SEMES en Aragón, atribuye la congestión al cierre de hasta un 20% de las camas hospitalarias durante esta temporada. Además de deshidrataciones en diabéticos e insuficiencias cardíacas y renales, también se incrementan las gastroenteritis, quemaduras y picaduras. Marrón sugiere ajustar la gestión de camas y abrir más centros de geriatría para aliviar esta situación. La sobrecarga del servicio se ve agravada por el cierre de centros de salud y demoras en la Atención Primaria, creando una «tormenta perfecta».
Leer noticia completa en 20minutos.