La batalla contra el cáncer de mama ha logrado avances significativos, no solo en tasas de supervivencia, sino también en la atención a las secuelas físicas de la enfermedad. Nuria Sáez, presidenta de la Asociación de Enfermeras de la Imagen Corporal, celebra que el sistema sanitario finalmente reconozca la importancia de la regeneración estética post-tratamiento, una necesidad ignorada por mucho tiempo.
La psicooncóloga Alejandra Cano del Hospital Vall d’Hebrón subraya que el cáncer de mama deja una profunda huella emocional desde el diagnóstico hasta la recuperación. Los cambios en la imagen corporal, como la pérdida de cabello, representan más que una alteración física: se convierten en un emblema del combate contra la enfermedad.
Un avance crucial ha sido la reconstrucción mamaria inmediata tras la mastectomía. A pesar de ello, la pérdida sigue siendo emocionalmente desafiante, requiriendo acompañamiento psicológico para ayudar a las mujeres en su proceso de aceptación y adaptación, explica Cano.
Ainhoa Marín, de la Asociación Española Contra el Cáncer en Barcelona, señala que hasta el 50% de las sobrevivientes muestran síntomas clínicos que requieren apoyo emocional. La aceptación del nuevo cuerpo es crucial para su bienestar, recalca Marín, al considerar la imagen corporal como parte esencial de la recuperación.
Por su parte, Begoña Solà, enfermera especialista en imagen corporal oncológica, observa que algunas pacientes dudan en someterse a tratamientos agresivos por miedo a su impacto físico. La pérdida de identidad asociada a cambios como la caída del cabello es un factor determinante en sus decisiones.
La incorporación de técnicas de regeneración, como la micropigmentación, representa una victoria clave, proporcionándoles a las pacientes herramientas para cerrar un capítulo doloroso y comenzar uno nuevo con esperanza. Iniciativas como el programa de la Fundación Ricardo Fisas Natura Bissé, que ha ofrecido más de 12,000 tratamientos estéticos oncológicos gratuitos, subrayan la importancia de abordar integralmente la recuperación estética. Estas intervenciones no solo atenúan los efectos secundarios del tratamiento, sino que permiten a las mujeres volver a abrazar su identidad con confianza.