El pasado jueves, Steve Witkoff, enviado especial de la Casa Blanca, encabezó una delegación estadounidense en Moscú para discutir una propuesta de alto el fuego de 30 días con Ucrania, iniciativa acordada entre Washington y Kiev en Arabia Saudí. Witkoff estuvo en Moscú poco más de doce horas, pero según informes de SkyNews, pasó aproximadamente ocho de esas horas esperando su reunión con el presidente ruso Vladimir Putin. Este comportamiento ha sido interpretado por analistas como una maniobra de poder de Putin, quien concurrentemente mantenía reuniones de estado con el presidente bielorruso Aleksander Lukashenko. Durante el tan anticipado encuentro, Putin expresó su apoyo hacia la idea de la tregua, aunque puntualizó que el acuerdo tendría condiciones que discutiría próximamente con el expresidente Donald Trump.
Por su parte, Trump negó que Witkoff fuese forzado a esperar, calificando la visita como rápida y productiva. En declaraciones hechas en la red Truth Social, Trump argumentó que no hubo tal espera prolongada, ya que su enviado mantuvo otras reuniones fructíferas con representantes rusos. Mientras se revela la logística diplomática y las diferentes narrativas sobre los eventos, un consenso se mantiene: el encuentro reflejó las complejidades de la diplomacia internacional y el manejo del poder en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. El breve pero significativo viaje a Moscú podría ser un indicativo del estado actual de las tensiones y las estrategias diplomáticas en la región.
Leer noticia completa en 20minutos.
