Hungría ha iniciado su mandato en la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea con controversia, destacando visitas del primer ministro Víktor Orbán a Moscú y Pekín. Aunque el ministro de Asuntos Europeos, János Bóka, sostiene que estas reuniones son bilaterales y sin agenda comunitaria, Orbán enfrenta una ola de críticas por parte de las instituciones europeas, quienes recalcan que sin la inclusión de Ucrania no pueden debatirse temas referentes al conflicto con Rusia. La agenda húngara durante su presidencia aborda competitividad, seguridad y política migratoria, pero las tensiones internas subrayan discrepancias significativas entre Hungría y otros miembros de la UE, especialmente en relación con aranceles a vehículos chinos y la postura hacia Ucrania.
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