En un panorama digital cada vez más desafiante, las amenazas cibernéticas han evolucionado, superando a menudo las capacidades de las soluciones de seguridad tradicionales. Los ciberdelincuentes han adoptado técnicas sofisticadas que les permiten eludir firewalls y antivirus convencionales, poniendo en jaque la protección de las empresas. Ante esta realidad, los servicios de Managed Detection and Response (MDR) se han convertido en un recurso indispensable para cualquier compañía que busque salvaguardar sus sistemas de amenazas persistentes.
Para que un servicio MDR opere eficazmente, es crucial contar con fuentes de datos bien configuradas dentro de la infraestructura protegida. La clave radica en la recopilación de telemetría en tiempo real, el monitoreo de eventos críticos y el uso de inteligencia de amenazas actualizada. Estos componentes permiten a las organizaciones detectar ataques potenciales antes de que logren causar daños significativos.
Uno de los métodos más comunes empleados por los atacantes es la extracción de información crítica del registro de Windows. Esta técnica, conocida como ‘dumping de hives de registro’, fue observada en el 27% de los incidentes de alta gravedad en 2024. La detección de este comportamiento indebido es posible gracias a las soluciones de Endpoint Detection and Response (EDR), que monitorean el acceso inusual al registro.
Además, los ataques actuales han comenzado a evitar el almacenamiento tradicional de malware en discos duros, optando por ejecutar el código directamente en la memoria del sistema. Este enfoque, que complica la detección por parte de antivirus tradicionales, fue empleado en el 17% de los ataques graves en 2024. La única manera de identificar estas amenazas es mediante herramientas de monitoreo en memoria en tiempo real, integradas en las soluciones EPP y EDR.
Los servicios MDR también juegan un papel crucial en la detección de la creación y ejecución de servicios sospechosos en sistemas Windows, descubiertos en el 17% de los incidentes analizados. Los atacantes utilizan estos servicios para ejecutar código con privilegios elevados, y es esencial un monitoreo detallado de los procesos en ejecución para prevenir estos ataques.
Otros indicadores de posible intrusión incluyen el acceso a direcciones IP maliciosas, detectado en el 12% de los incidentes de alta gravedad, la captura de fragmentos de memoria (conocido como LSASS Dumping), y la ejecución de archivos con baja reputación. Estos elementos, junto a la creación de usuarios privilegiados y la ejecución de procesos de forma remota, constituyen señales críticas que un servicio MDR debe monitorear para garantizar la seguridad.
La eficacia del MDR depende de la implementación de múltiples fuentes de telemetría, que incluyen registros de procesos y servicios en ejecución, eventos del sistema operativo y registros de dispositivos de red. Además, el monitoreo de accesos y modificaciones en servicios en la nube es crucial para mantener un entorno seguro.
En conclusión, los ciberataques continuamente desafían las defensas tradicionales, por lo que un servicio MDR bien implementado puede funcionar como un escudo avanzado que permite no solo detectar intrusiones en tiempo real, sino evitarlas antes de que se propaguen. La inversión en MDR, junto con una adecuada configuración de telemetría, el monitoreo proactivo y la integración de inteligencia de amenazas actualizada, es fundamental para reducir el riesgo de brechas de seguridad y proteger tanto los datos como la reputación corporativa.