Los opositores han manifestado su descontento por la falta de transparencia en el proceso de selección, que además ha tenido un alto coste personal y económico para cada participante. Los candidatos se han visto obligados a trasladarse a Madrid repetidamente para realizar las pruebas, lo que ha supuesto un gasto significativo no solo en desplazamientos, sino también en el pago de academias especializadas y la adquisición de materiales. El proceso, que requiere meses de intensa preparación, ha sido criticado por la poca claridad en los criterios de evaluación y selección.
A medida que las quejas aumentan, los afectados subrayan el impacto que este proceso ha tenido en sus vidas personales. Muchos han tenido que sacrificar otros aspectos de su vida diaria y afrontar no solo la presión económica, sino también el estrés asociado con la preparación continua y desplazamientos constantes. Este malestar ha generado un llamado a las autoridades para que se revisen y se transparenten los procedimientos, garantizando así una mayor equidad y accesibilidad para todos los aspirantes.
Leer noticia completa en El Mundo.