Las autoridades estadounidenses continúan la búsqueda de sobrevivientes del trágico accidente aéreo sobre el río Potomac, Washington D.C., donde un avión comercial colisionó con un helicóptero militar. En el siniestro, que involucró al vuelo 5342 de American Eagle procedente de Wichita y un Black Hawk, viajaban un total de 67 personas. Hasta el momento, las autoridades han confirmado la existencia de víctimas mortales, aunque sin detallar la cifra exacta, mientras que las condiciones climáticas adversas, incluido el intenso frío, complican las tareas de rescate. Tras el impacto, ambos aparatos quedaron sumergidos, el helicóptero está bajo el agua boca abajo y el avión partido en dos, lo que ha requerido un despliegue de aproximadamente 300 unidades de emergencia en la orilla del Potomac.
En medio de los esfuerzos de rescate, que según el jefe del Servicio de Emergencias de Washington, John Donnelly, se prolongarán durante toda la madrugada, la alcaldesa Muriel Bowser y el presidente de los aeropuertos metropolitanos, Jack Potter, han expresado su compromiso de seguir informando a las familias afectadas. Por su parte, el presidente Donald Trump criticó la falta de prevención del accidente y, en un comunicado, agradeció a los socorristas por su labor. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), dirigida por el secretario de Transporte Sean Duffy, ha iniciado una investigación para esclarecer las causas de esta tragedia, la primera en más de una década que involucra un avión comercial en el país. Debido a este incidente, el aeropuerto Ronald Reagan permanecerá cerrado hasta el mediodía.
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